Marina D’Or despoblada en agosto
El gran imperio vacacional, comandado por Jesús Ger, atraviesa sus horas más bajas debido a la incipiente crisis inmobiliaria de este año.
Parece ser que en este complejo popular de viviendas, precisamente conocido como la “ciudad de vacaciones” por antonomasia, los carteles de “ Se vende” empiezan a abundar y los hoteles y restaurantes están siempre a medio llenar.
Y esto es claramente otra muestra del alcance y la magnitud con que está azotando a la economía española y al sector del ladrillo en particular, el estallido de la burbuja inmobiliria.
Ahora, varias hileras de apartamentos junto al Mediterráneo situados en Oropesa del Mar, a 100 kilómetros de Valencia, que fueron erigidos de manera feroz en la época dorada de la edificación en España, solo hacen sombra a calles vacías de viandantes.
En sus buenos momentos, Marina D’Or llegó a vender más de 10.000 apartamentos, de los que muchos fueron adquiridos por especuladores que se han quedado compuestos y con piso.
Algunos de los moradores reales de las viviendas, afirman de éstos que andan desesperados, pues las propiedades que compraron han reducido drásticamente su valor y aún así no pueden vender.
Las consecuencias para la promotora responsable del complejo no se han hecho esperar: el grupo ha visto descender su beneficio en más del 50%.
Por ende, las ventas de apartamentos han caído, como era de esperar, en más de un 60%, habiendo reconocido el propio presidente en una entrevista que “a partir de ahora sera mucho más difícil vender apartamentos”.
En cuanto a los trabajadores también se han realizado recortes, pues a pesar de haber anunciado la compañía, que en un futuro creará 1.500 empleos en el extranjero, en España ha debido despedir a mil personas, que en su mayoría ha sido inmigrantes con contratos temporales.
Para salir airosos del trance, la empresa presidida por Jesús Ger planea expandirse hasta Marruecos, Egipto, Bulgaria, Brasil, República Dominicana y Panamá.
De todas maneras, sigue adelante el proyecto Marina D’Or Golf, que gozará de siete hoteles de lujo y ocupará 18,8 millones de metros cuadrados, lo que ha hecho saltar las quejas de los ecologistas.
Greenpeace ha calificado de “punto negro” del litoral español al futuro complejo y ha remarcado que este prevé ubicar tres campos de golf en uno de los territorios más secos del país.
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