Los clientes de Martinsa obligados a seguir pagando
Tras la caída de Martinsa-Fadesa hace casi un mes, miles de personas se preguntan cual será el destino de sus viviendas y del dinero que han adelantado durante meses para adquirirlas.
Sólo en la Comunidad Valenciana hay 1.500 clientes afectados, a los que deberemos sumar aquellos que dejan de percibir sueldos e ingresos: trabajadores, subcontratados y socios.
En dicha autonomía los compradores siguen en la misma situación que cuando se produjo la suspension de pagos: sin casa y sin dinero.
Solo en la provincia de Valencia se detuvieron dos promociones, la primera sin haber empezado la obra y la segunda con las casas hechas pero sin tener cédula de habitabilidad.
Lo mismo ocurre en Alicante, donde más de mil viviendas han quedado a medias tras el cierre de la compañía.
Lo peor de todo es que según la Asociación de Usuarios de Bancos, Cajas y Seguros (Adicae), es importante no dejar de pagar las cuotas mensuales, pues de lo contrario Martinsa-Fadesa podría acogerse a incumplimiento de contrato y quedarse tanto con la casa como con el dinero ya invertido.
Por otro lado, avisan de la idoneidad de revisar a fondo el contrato, pues si la promotora incluyó algún avalista, se puede reclamar el dinero invertido a éste y que posteriormente sea el propio avalista el que se las vea con Martinsa.
Este último es el caso de uno de los afectados, Juan Cerezo, cuyo avalista es Caixanova, que por otra parte y según testimonio de Juan, ya le ha asegurado que durante este año y el próximo le devolverá los 9.000 euros que invirtió en la entrada de su vivienda y que sigue pagando a 450 euros mensuales.
Algunos de los clientes sin casa han llegado a tomar medidas drásticas, como los cien dueños de los inmuebles de Vista Calderona, que se han instalado en sus viviendas sin tener las cédulas de habitabilidad, por lo que se están abasteciendo con el sistema de aguas que se utilizaba en las obras.
Otro caso sangrante es el de Josefa Vicente, que ha pagado ya más de 90.000 euros para una casa que no sabe si tendrá y que sigue pagando a 1.900 euros mensuales.
Además paga con su marido un alquiler pues debe seguir viviendo, por lo que según sus palabras “estoy pagando dos casas y ninguna es mía”.
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