La OCDE afirma que las viviendas españolas siguen muy sobrevaloradas
Según una clasificación del organismo, publicada por «The Economist», los precios de los inmuebles españoles siguen estando muy por encima de lo que deberían, en concreto podrían estar inflados un 44% sobre su precio «real».
Esto haría que España se convirtiera en el segundo país de Europa con la mayor diferencia en cuanto a precios inmobiliarios, sólo superada por el porcentaje del 54% con que se ha tasado la distancia entre la realidad y los costes de las casas en Holanda.
El periódico insiste en que los precios de los pisos y apartamentos en nuestro país deberían descender casi a la mitad, lo que coincide con el último dato de precios oficiales hechos públicos por el Ministerio de Vivienda que, aunque es algo más leve en sus afirmaciones, establece un dato negativo del 6,8% por segundo trimestre consecutivo.
Todos los informes que han salido a la luz en los últimos tiempos, referentes al tema, han hecho ver de una forma u otra que la citada «inflación de precios» es real.
Así, la propia Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) ya adelantó en su informe anual sobre España de 2007, que la vivienda estaba sobrevalorada en un 30% y el mismo Banco de España lo estableció como superior al 20%.
A pesar de ello, no parece que los ciudadanos de a pie notemos un descenso pronunciado, aunque tanto el Ministerio como los promotores afirmen que se está produciendo y que los precios actuales empiezan a convergir con los reales.
Según Vivienda, la vivienda libre ha descendido en el primer trimestre hasta los 1.958,1 euros por metro cuadrado y los promotores no cesan de repetir que sus ingresos han caído un 20% y ya queda poco margen de ajuste.
«The Economist» ha querido plantear, tras las publicación de estos datos, un debate referente a varios puntos de interés, como los beneficios de la vivienda en propiedad o la influencia de ésta vivienda en propiedad en las tasas de desempleo en épocas de crisis cómo la actual.
Según el diario económico, los costes de un amplio parque en propiedad son mayores que los beneficios, aunque «a priori» pudieran suponer una mayor acumulación de riqueza para las familias.
Sostiene que la caída del valor de estos activos en los grandes mercados, hace que los argumentos a favor de la vivienda en propiedad «parezcan tan débiles como los propios precios de la vivienda».
Por otro lado, asegura que los «mercado laborales tienden a ser más rígidos a medida que aumenta el número de viviendas en propiedad», lo que se ha demostrado en países como España, Irlanda o Grecia, dónde existen altas tasas de paro tras haberse registrado grandes incrementos con respecto a la vivienda en propiedad durante la década de los 80 y los 90.
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