Emigrantes cotidianos
Ya hace bastantes años que uno de los temas principales de debate en el mundo del urbanismo, puede que el más importante, es el modo de crecimiento de las ciudades, el modelo de periferia que existe o podría existir.
En un artículo anterior hablaba de que hoy por hoy la mayor parte de las ciudades, al menos las del mundo occidental, se extienden por el territorio que rodea al núcleo histórico mediante sectores, cada vez más distantes del centro y entre sí, que se caracterizan por una clara especialización de usos: ciudades de la cultura, centros comerciales, parques empresariales, pulmones verdes, parques recreativos, campus universitarios, ciudades sanitarias… Y por supuesto áreas para vivir, por lo de “viviendas”, aunque quizás fuese más acertado decir edificios para dormir (que podría traer consigo el neologismo “durmiendas”, disculpen la ironía).
Como la vida es por definición compleja, uno no puede pasar todo su tiempo en una sola de estas ciudadelas, porque hay que ir a trabajar, a llevar a los niños al colegio, a tomarse unas copas y al día siguiente al médico porque uno ya no está acostumbrado a esos excesos. El resultado de estas necesidades, unas más que otras, es que todos los sectores mencionados se suelen situar próximos a vías de tráfico rodado de alta capacidad. El día a día de buena parte de los habitantes de las ciudades de tamaño medio-grande pasa necesariamente por una cantidad importante de horas invertidas en transporte, sea por la distancia en sí o por los atascos, sea transporte público o privado.
Podríamos debatir si estamos contentos o no habitando alternativamente cada uno de estos fragmentos de ciudad, quizás no suponga una menor calidad de vida esta especialización. Para gustos colores. Pero creo que hay un punto en el que la mayoría podemos estar de acuerdo: a muy poca gente le gusta pasarse, por ejemplo, tres horas de su día a día en atascos o metido en el metro haciendo mil cambios de estación. No me parece que esté equivocado si afirmo que la mayoría de nosotros preferiríamos invertir esa importante cantidad de tiempo en cualquier otra cosa. Y esto hablando sólo de calidad de vida “directa”, pero se podría hablar largamente sobre el consumo de petróleo y recursos que implica este modelo de ciudad basado fundamentalmente en la movilidad, además de la contaminación ambiental que implica.
Y es que normalmente el tema de la emigración se suele relacionar con la búsqueda de un trabajo, pero hoy en día el concepto se podría ampliar. Una vez que se ha conseguido dicho trabajo uno se replantea donde va a vivir, puesto que los precios actuales no permiten hacerlo en cualquier lugar, y comienza así una segunda oleada de emigración hacia el lugar dónde uno puede tener su casa, una emigración que empieza y termina cada uno de los días de la vida, de la vivienda al trabajo y viceversa. Emigrantes cotidianos.
Se ha hablado mucho en los últimos años del caso del ayuntamiento Toledano de Seseña. Dejando posibles casos de corrupción para otro momento, no deja de ser un ejemplo que ilustra bastante bien el tema de este artículo. Para el que no lo conozca digamos, de forma excesivamente resumida, que se trata de un proyecto de macrourbanización de algo más de 13.000 viviendas (unos 30.000 habitantes) que se han empezado a construir en lo que antes era un territorio vacío, a unos 4 kilómetros del núcleo tradicional de Seseña, que contaba con alrededor de 10.000 habitantes en el momento de la aprobación del plan.
El problema, en relación con el tema de este artículo, no es exactamente que se levante esa enorme cantidad de viviendas casi de la nada, que también. Lo importante aquí es que se elige la localización por estar situada en las proximidades de la Autovía A-4, a unos 30 kilómetros de Madrid. La vocación de la actuación es claramente la de servir de campamento base para los que se desplacen todos los días a trabajar a Madrid ciudad o alrededores. No habría urbanización en Seseña si no existiese una ciudad enorme…a 30 kilómetros. Y eso podría ser razonable si se tratara de una actividad industrial, o algo sumamente especializado, pero casas para la gente…
Creo que el futuro del urbanismo pasa por replantearse en la práctica situaciones como esta. Se trataría de pensar cada nueva actuación urbanizadora de un modo más integral, como una ciudad en sí misma y al mismo tiempo articulada con su entorno. Y no como otro sector minusválido. Concebirla de partida como un lugar de creación de empleo en todos los sectores económicos, dónde existiesen colegios y centros de formación, dónde no hubiese que perder todos los días tres horas en desplazamientos porque las funciones de la vida están próximas unas a otras, un lugar de mezcla de funciones urbanas, un lugar atractivo para vivir sin la necesidad continua de coger el coche para hacer las cosas más básicas. Características que ya estaban en la ciudad de toda la vida, vamos. Que no estoy descubriendo nada.
Related Posts
3 Responses to Emigrantes cotidianos
Deja una respuesta
« Una reforma viaria que abre el barrio de Trinitat Vella a Sant Andreu (Barcelona) Primeras quejas del PP al nuevo Plan Estatal de Vivienda »
[…] un post sobre otro concepto de emigrantes cotidianos que se plantea en el urbanismo, para sentirnos y hacer sentir el desarraigo y la forma de vida […]
UN ARTÍCULO MUY INTERESANTE
aq3ny9