EL URBANISMO Y EL HUMANISMO (PRIMERA PARTE: TEORÍA Y PROBLEMÁTICA)
El urbanismo tiene una funcionalidad típica, ésta es la ordenación de la ciudad y en definitiva, del medio urbano para la mejor supervivencia de los seres humanos en su hábitat natural transformado.
Desde la edad moderna, en Ámsterdam por ejemplo, se han realizado ordenaciones estructurales de la ciudad. Todo ello, ha dado lugar a que poco a poco, el hombre se separe del entorno de la naturaleza donde es natural que el hombre viva como animal social, desplazándose al mismo desde el entorno natural hasta un entorno artificial disfrazado de entorno urbanizado.
El hombre occidental se pregunta desde la revolución industrial acerca del sentido de su vida, del sentido de la jornada laboral infinita, del sentido de la democracia capitalista como régimen político. En resumen, del sentido de su vida tanto en la sociedad industrial como en la postindustrial.
Ese extrañamiento que sufre el hombre frente a la concepción de vida que se ha elegido para él por parte del grupo social le condiciona en su visión del presente, por lo tanto, el hombre en su hábitat urbano no puede encontrar una vía para el autentico desarrollo personal.
La palabra que no cesa de repetirse es extrañamiento. Extrañamiento respecto el hábitat, de la sociedad y de la propia vida. El extrañamiento se produce por una causa fundamental: el alejamiento de la naturaleza que el mismo hombre se ha procurado para sí.
El hombre, al separarse de forma lenta y constante de su naturaleza animal, se ha desligado de su esencia humana. El humanismo debe entenderse como la realidad auténtica de la esencia del ser humano. Debe entenderse como virtud y como armonía, en nuestro caso, con su entorno. En la actualidad, desde hace más de 200 años en realidad, el entorno que hemos construido es hostil a la vida del hombre, es un entorno que nos ha separado de nuestra esencia como hombres y como animales. El medio en el que vivimos es hostil porque no hemos sabido ni querido integrar en ese medio la parte de naturaleza que figura en nuestra esencia. El humanismo debe trascender de lo útil y económico y enfocarse a lo socialmente constructivo. El urbanismo debe servir para enriquecer a la sociedad, no para envilecerla. Esta frase, la pronunciaba un líder de opinión hace años, si bien, él señalaba que lo que debía enriquecer a la sociedad era el fútbol. Todo un reflejo de la sociedad en la que vivimos.
La recuperación del humanismo es fundamental para que el hombre pueda volver a ser un animal social realizado en un medio no hostil. Hoy en día todo lo que se acerca a la ciudad es asesinado, esquilmado, viciado, siempre y cuando no vaya a servir de alimento u ornato. En la ciudad, hoy, todo lo no estético no cabe. La supuesta belleza de la técnica que se personifica en el urbanismo, empobrece más si cabe al espíritu humano.
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6 Responses to EL URBANISMO Y EL HUMANISMO (PRIMERA PARTE: TEORÍA Y PROBLEMÁTICA)
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Interesante reflexión que espero que podamos ver desarrollada en sucesivos artículos y tremenda disquisición para el urbanismo por su evidente dificultad para integrar elementos de la naturaleza en determinados contextos.
GRACIAS A SU PUBLICACION PUDE CONCLUIR MI TAREA GARCIAS
Y entonces como deberían ser las ciudades del futuro? cómo deberían cambiar y desarrollarse para que el hombre volvería a su esencia natural?
ahora mismo escribo desde Liverpool, pero vivo en Londres. tan solo como comentario, las ciudades anglosajonas están más rodeadas de vegetación y espacios abiertos. Por el contrario, las ciudades españolas, aunque quizá más calidas, son más densas, cerradas y grises.
qué tipo de ciudad (anglosajonas o españolas) son las que tienen más armonía con la naturaleza?
El problema no radica en llenar la ciudad de arboles y extensas zonas verdes…hay que enfatizar el problema en cómo hacer de esa nueva naturaleza adquirida por el hombre (naturaleza urbana, naturaleza postmoderna) algo armónico con el resto de necesidades de bienestar y desarrollo que nos plantea el vivir en sociedad. El humanismo no puede desligarse de las adquisiciones que el ser humano a abtenido a partir de vivir en espacios urbanos y no en el campo. No quiero que se entienda que desvaloro los espacios abiertos con vida forestal abundante. Por el contrario constituyen un verdadero placer. Pero no confundamos la vida campestre con la idealización del humanismo. La ciudad prolija en espacios y sensaciones también le ha entregado a sus habitantes oportunidades para reflexionar muy a fondo sobre las situciones de la vida en general. No ampliemos la división campo-ciudad, tampoco ntiemos el problema en terminos de esa dualidad. Busquemos en esa honda energia de la vida urbana un aliciente para no extrañarnos de su presencia, pues ella nos define, nos moldea, y de alguna manera nos estimula.
La reflexión que se hace por parte del autor del artículo parte de una base incompleta. Tiene como razón de ser, del hombre como ser social, un único aspecto materializado; la ciudad.
Precisamente la ciudad es, más que nada, una invención del hombre, que, intentando huir de ese extrañamiento busca el cobijo en la vecindad de otros semejantes que, a su vez, obtienen un provecho común mayor.
En ese cruce de intereses nace la civilización y el concepto de agrupamiento humano que derivaría, siglos más tarde, en lo que conocemos como sociedades complejas. Es cierto, que en la actualidad se está viviendo una especie de regresión, de involución. Pero también es cierto que la involución sufrida se constata, no en el aspecto «hormigonizado» de nuestras ciudades (para ello las legislaciones autonómicas prevén los distintos estándares de calidad en los espacios creados) esa involución se sufre desde la concepción del propio yo como parte de un todo, esa involución se sufre desde un punto de vista filosófico, -cabría decir-, ontológico del concepto del hombre que manejamos hoy.
Aun así, cabe añadir que el artículo incita a realizar un esfuerzo capaz de interiorizar este problema, pero yerra en cuanto a la hipótesis de partida; no sólo es la ciudad -invento posterior- es el propio papel que juega el protagonista del artículo: el hombre.
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