#OlotMésB: Cuando el ciudadano participa en la regeneración de la ciudad

Mar 3 •

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Os presentamos la entrevista completa que nos realizó el periodista Juanjo Bueno (@jjbamo) sobre el proyecto de regeneración urbana Olot Més B, que desarrollamos en el barrio de Sant Miquel-Les Tries de  la localidad gerundense de Olot entre abril y diciembre de 2014. La entrevista, realizada para el diario El Mundo, apareció publicada en la página web del medio el pasado día 13 de julio de 2015. Podéis consultarla haciendo clic aquí.

En ella  hablamos sobre el importante papel que debe desarrollar la ciudadanía en la transformación de la ciudad, la implicación de los distintos agentes de Olot en el proyecto y las medidas y metodología empleadas en éste para la dinamización del barrio.


¿Se trata del primer proyecto de regeneración urbana con participación ciudadana en España?

No, existen otros ejemplos históricos de procesos de este tipo, como el ambiciosos programa de Barrios en Remodelación de finales de los años 70 y principios de los 80, dirigido principalmente a regenerar la periferia de Madrid. Más recientemente, podemos destacar los proyectos de Trinitat Nova o el caso de la regeneración de La Mina, ambos en Barcelona. Además, los proyectos URBAN, de financiación europea, y que se han llevado a cabo desde hace más de una década en barrios vulnerables de todo el Estado, plantean también procesos de mejora urbana desde la participación de la ciudadanía y agentes económicos y culturales. Por el momento estos proyectos siguen siendo minoría respecto a las maneras tradicionales de hacer, pero estas y otras experiencias en el resto del mundo demuestran que la tendencia va hacia allí.

No obstante, lo que sí ha resultado novedoso en esta ocasión ha sido cómo la participación y la negociación se han planteado como elementos centrales del proyecto, al mismo nivel que el trabajo técnico. Se han generado herramientas para abrir la participación tanto a vecinos como al resto de la población de Olot, incluso a aquellas personas que, tradicionalmente, no se sienten llamadas a participar en este tipo de procesos o que, sencillamente, no llegan a conocer la existencia de los mismos aunque ocurran en su propio barrio.

Para ello, durante la primera fase del proyecto, se abrió un espacio web, se dispusieron carteles participativos en diferentes equipamientos del barrio y del resto de la ciudad y se realizaron acciones participativas de carácter lúdico en el espacio público, todo ello con el objetivo de conseguir abrir la participación al mayor número de personas. En definitiva, ha sido un proyecto concebido desde el inicio de manera participativa, tanto hacia fuera, con vecinos y agentes del barrio y la ciudad, como hacia dentro con los técnicos municipales de las diferentes Áreas de Gobierno.


¿Cómo se inicia el proyecto y cómo recabáis la participación conjunta de técnicos, ayuntamiento y vecinos?

El proyecto se inició definiendo un programa de trabajo en el que participaran los diferentes agentes: se organizó un grupo de trabajo técnico con los trabajadores municipales de Urbanismo, Infraestructuras, Promoción Económica, Acción Social y Educación, y se diseñaron una serie de acciones y herramientas para la participación de vecinos, comerciantes, niños y jóvenes. Se realizaron actividades de juegos para recuperar la historia del barrio y recoger propuestas, recorridos por el barrio con vecinos y actividades escolares con niños y jóvenes.


Esto nos permitió recoger propuestas y opiniones de todos ellos, lo que aporta una visión cualitativa de las necesidades y las oportunidades del barrio. En paralelo, se desarrolla el trabajo técnico de análisis y diagnóstico del barrio en base a una serie de temáticas: entorno natural, espacio público y movilidad, paisaje urbano, actividad económica y cohesión social. Este trabajo se realiza mediante un análisis de indicadores que nos permiten conocer la situación del barrio desde una perspectiva más técnica.

Una vez desarrollados estos dos trabajos, el participativo y el técnico, desde Paisaje Transversal hemos creado una herramienta, los Indicadores Participativos [InPar], que permiten poner en relación ambos mundos, de manera que podemos valorar conjuntamente los criterios de sostenibilidad de un espacio urbano con las percepciones que los ciudadanos tienen de estos mismos temas, extrayendo así conclusiones y estrategias para la siguiente fase.

En referencia a la primera pregunta, esta metodología que da soporte tanto al trabajo técnico como al proceso participativo, de manera que ambos discurren en paralelo, retroalimentándose y con el mismo peso, resulta otro de los aspectos novedosos de este proyecto.


¿Del informe que habéis realizado cuáles son las principales conclusiones referentes a tema residencial o vivienda?

Inicialmente dos de los problemas más notorios eran el elevado porcentaje de vivienda vacía existente en el barrio (cercano al 40%), y una densidad de vivienda excesiva comparativamente al resto de barrio. No obstante, a medida que avanzaba el proyecto, se demostraba que las causas de estos hechos se encontraban en el propio entorno urbano: el paulatino proceso de degradación y falta de mantenimiento del barrio había ocasionado una bajada del precio de la vivienda y, con ello, la entrada de población de rentas más bajas, en este caso población extranjera que había llegado a Olot en la década de años noventa y principios de los dos mil. Este hecho a su vez había ido produciendo una cierta estigmatización del barrio en el resto de la ciudad, lo que había incidido en la sensación de que es un barrio que se ha quedado atrás.

Por ello, lo primero de todo era trabajar sobre esta cadena de hechos negativos ya que, en el fondo, el parque inmobiliario del barrio presenta un estado perfectamente adecuado en cuanto a la diversidad de la oferta, y la excesiva densidad respondía en realidad a una falta de espacios públicos de relación y a la desconexión con el entorno natural próximo. Si se conseguían estos objetivos y se generaba un barrio más atractivo para el resto de la ciudad, la problemática referente a la vivienda mejorará por si sola.

En todo caso, el documento final de Acciones de Mejora sí comprende proyectos específicos en materia de vivienda: la recuperación de la Calle Sant Miquel, la calle histórica del barrio inmersa en un proceso de degradación importante, la creación de un programa de alquiler para jóvenes, aprovechando la proximidad a la Escolad’Artd’Olot, y un programa de rehabilitación de fachadas en las principales calles del barrio. Todas ellas son en todo caso intervenciones trasversales, que atacan las problemáticas específicas de la vivienda junto con otras cuestiones de carácter social o económico.






¿Cuándo o en qué fases se materializará el proyecto?

El Programa Integrado de Acciones de Mejora plantea una programación temporal para los próximos 8 años. Dados los recursos relativamente limitados de los que disponen las administraciones hoy en día, una parte importante del trabajo en la fase final fue precisamente la priorización de las acciones de acuerdo a criterios de efectividad y costo de las mismas.

Las acciones de mayor envergadura, que actualmente resultan inasumibles, se han planteado en fases consecutivas de proyectos menores y se han complementado con proyectos temporales que permitan ir alcanzando las metas que nos hemos propuesto sin necesidad de grandes proyectos y grandes desembolsos. Creemos que la falta de recursos no puede ser excusa para la inacción, hemos de plantear soluciones creativas poniendo en activo los recursos existentes, que por lo general son muchos y valiosos.

De todos modos, 8 años son muchos, y resultaría utópico pensar que podemos decidir hoy cómo será el proyecto que se ejecutará dentro de tanto tiempo. Por ello otro, de los resultados más importantes del proyecto ha sido la creación de una serie de mesas de seguimiento a nivel político, técnico y ciudadano en las que, cada seis meses, los distintos agentes analizarán los resultados del trabajo hecho hasta el momento y reajustarán el trabajo a futuro. Esto es también importante porque garantiza la sostenibilidad del proyecto y la capacidad de los distintos agentes para tomar decisiones conjuntamente.


Me comentan que habéis planteado varias medidas: por un lado, la mejora de las fachadas de las viviendas que están en la Avinguda de Girona, que es la calle principal del barrio, y por el otro, se ha planteado poner en marcha programas de alquiler de viviendas para jóvenes. ¿En qué consisten tales medidas y cómo las pondréis en marcha?

Como comentaba hace un momento, serán los responsables y técnicos municipales, conjuntamente con los vecinos y entidades del barrio, los que finalmente pondrán en marcha estas acciones llegado el momento. En relación a las medidas que planteas, la rehabilitación de fachadas de la Avinguda Girona responde a la necesidad de otorgar a esta calle el valor que le corresponde como puerta de entrada a Olot. Se desarrollará por medio de un programa de ayudas, ya sean totales o parciales, para los propietarios de las viviendas y es una de las acciones que no se circunscriben al ámbito de Sant Miquel, ya que se plantea su continuidad hacia el NucliAntic de la ciudad.


En el caso del programa de alquiler para jóvenes, la propuesta surge de la idea de aprovechar el potencial del barrio para la gente joven: un barrio activo y diverso, con comercio de proximidad y precios de vivienda comparativamente bajos, y muy próximo al centro y a la Escolad’Art. Para ello se ha planteado el desarrollo de convenios a tres entre la Oficina de Habitatge del Ayuntamiento, los agentes de la propiedad inmobiliaria que más presencia tienen en el barrio y los propietarios de viviendas. Será necesario estudiar mecanismos de reducción del IBI para los propietarios a cambio de establecer precios tasados para las viviendas que se acojan al programa, de manera que tanto la oficina de Habitatge como los Agentes de la Propiedad Inmobiliaria (API) realicen la búsqueda de la demanda, en este caso población joven.


¿Qué destacaríais de este proyecto?

Este ha sido un proyecto largo y complejo, por lo que resulta difícil destacar un solo aspecto. En todo caso, creo que la componente innovadora recoge muchos de ellos. Este proyecto ha demostrado que existen otras maneras de acometer los proyectos de mejora urbana, maneras adaptadas a los problemas y necesidades actuales, que ponen en valor el talento y el conocimiento de vecinos, emprendedores y comerciantes y que permiten convertir este talento en mejoras de nuestro entorno urbano. Una manera, además, que asegura la viabilidad de los proyectos a nivel económico y social, de modo que no volvamos a encontrarnos con equipamientos vacíos o espacios públicos sin uso, como ha ocurrido habitualmente hasta ahora. Quizás tengamos menos recursos, pero podemos aprovecharlos mucho mejor.


¿Consideráis que es el camino a seguir para rehabilitar los centros urbanos?

La manera en que vivimos y transformamos nuestras ciudades cambia constantemente y es diferente en cada lugar. Por tanto, no tenemos fórmulas mágicas. Lo que sí sabemos es que existen ciertas cuestiones que hasta ahora han tenido un papel secundario a la hora de hacer ciudad que debemos empezar a contemplar. La combinación de las perspectivas técnica y ciudadana, de manera que discurran conjuntamente y en diálogo; la aproximación transversal a la ciudad, que ya no sólo es cuestión del Área de Urbanismo sino que implica a los responsables de Promoción Económica o Cultura entre otros, o las posibilidades de las intervenciones piloto de bajo coste, que permiten probar y asegurar el éxito de las intervenciones definitivas que requieren mayores recursos; todas ellas son cuestiones que hemos de tener en cuenta a la hora de trabajar en la ciudad. Quizás no lo fueran cuando nos dedicábamos a construir barrios en medio de la nada, pero cuando trabajamos en entornos ya existentes, estas cuestiones resultan esenciales.

Todo ello demuestra además que en muchas ocasiones no es necesario un Plan General para mejorar un entorno urbano, lo que hace falta es un proyecto claro, saber a dónde nos dirigimos y cómo vamos a hacerlo


¿Habéis tomado alguna idea de las experiencias de Seattle o Hamburgo? ¿Qué les caracterizó a estas ciudades?

En las ciudades, la traslación directa de proyectos o iniciativas entre un lugar y otro resulta difícil. Cada ciudad tiene sus particularidades, su historia y sus propios problemas, y las maneras de resolverlos y potenciar sus valores varían de un lugar a otro.

De las experiencias que comentas, así como de otras que están teniendo lugar en ciudades como Medellín, Copenhague o Curitba, nos quedamos más con unos principios y una manera de hacer que con el resultado final. Se trata de un urbanismo con dos ejes fundamentales, el desarrollo sostenible y la planificación participativa, que se materializan no en grandes proyectos sino en intervenciones de menor tamaño, más estratégicas y surgidas del proceso de decisión de todos los agentes: técnicos, ciudadanos, empresarios, entidades y representantes públicos.

En ocasiones ponemos el ejemplo de las teclas de un piano: si están desafinadas, el resultado siempre sonará mal, da igual lo bueno que sea el intérprete. Si los diferentes grupos que forman parte de la sociedad son incapaces de entenderse y no disponen de canales para tomar decisiones, cada uno hará la guerra por su lado. Pero si las teclas están afinadas, entonces podemos empezar a tocar la canción entre todos.



Créditos de las imágenes:
Imagen 01: Vecinos de Sant Miquel participando en el joc de barri (fuente: Paisaje Transversal)
Imagen 02: Mapeo junto a los vecinos por el entorno del barrio (fuente: Paisaje Transversal)
Imagen 03: Vista aérea de Olot (fuente: Ayuntamiento de Olot)
Imagen 04: Dinamización comercial de la Avinguda de Girona (fuente: Paisaje Transversal)

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