El informe Greenpeace y la amenaza del litoral
A pesar de que la crisis inmobiliaria haya retrasado considerablemente la construcción inmediata de numerosos proyectos urbanísticos, el litoral sigue amenazado. El informe de Greenpeace para el 2008 titulado “Destrucción a toda costa”, afirma que queda en la costa terreno urbanizable con capacidad para 3 millones de viviendas y asimismo ya se contabilizan 137 puertos en proyecto (de construcción o de ampliación). Contaminación, vertidos y presión urbanística son la fuente de amenaza de la degradación progresiva del litoral.
En total son 100 los puntos negros (combinación de la localización de un urbanismo excesivo y de vertidos urbanos e industriales) que Greenpeace ha registrado en España y que apunta en su informe. Las comunidades de Valencia, Murcia, Andalucía y Canarias son las que peor tratan sus costas. En segundo lugar viene la costa Catalana seguida de Baleares y Galicia.
La organización ecologista pone especial atención en la comunidad de Valencia, en la que ha localizado 11 puntos negros (6 de los cuales se localizan en Alicante) y acusa a la región por su pasividad ante los alarmantes problemas de contaminación. En la comunidad de Valencia se sigue urbanizando “a toda costa” ya que la demanda turística sigue siendo fuerte y la construcción de infraestructuras donde haya suelo, sin tener en cuenta los impactos medioambientales que sufren sus costas. Greenpeace afirma no obstante que la amenaza viene no tanto por el urbanismo en el sector sino por los vertidos tóxicos sin control al mar y la construcción de puertos deportivos. Cada 11 kilómetros existe un puerto deportivo en la comunidad valenciana y se pretende aumentar el número de amarres de barcos para la organización de eventos como la copa de América entre otros.
Algunos proyectos se han visto sin embargo ralentizados como consecuencia del estallido de la “burbuja inmobiliaria”, un ejemplo de ello es la ambiciosa ciudad turística en el parque regional virgen del Cabo de Cope-Puntas de Calnegre en Murcia, un parque que se desprotegió en el año 2001 para el futuro Marina de Cope, competencia de Marina d’Or. Marina de Cope pretende ser el mayor complejo urbanístico del país, ocuparía una superficie de más de 11.000 hectáreas y con una capacidad para 60.000 personas, 11.000 viviendas y 22.000 plazas hoteleras.
Una de las promotoras con suelo en este proyecto de ciudad turística, Ereaga, hizo suspensión de pagos a finales de 2007 como consecuencia de la crisis inmobiliaria, a pesar de ello y de la ralentización del proyecto, éste sigue en pie.
Por otra parte, Juan López de Uralde, director ejecutivo de Greenpeace, pone de relieve que “la crisis inmobiliaria puede ser una oportunidad para meter mano a la corrupción”. En efecto, a nivel nacional se han registrado 67 casos contra 89 el año anterior, y 527 implicados de los cuales 180 personas son cargos públicos.
La reflexión sobre un nuevo modelo urbanístico es necesaria, según Greenpeace, con el fin de emprender cambios en la zona litoral, a empezar por la construcción a partir de los 500 metros de playa lo que ahora mismo supondría
Son varios los factores que cuestionan el modelo de crecimiento urbanístico de nuestro país actualmente, los casos de corrupción (el más conocido en Marbella), la bajada de las ventas de suelo urbanizable, la alarmante situación de contaminación de las costas y un ambiente de crisis económica general han hecho estallar la llamada “burbuja inmobiliaria”.
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Lo extraño es que cómo dentro de un ambiente de crisis puede seguir creciendo esta industria. No hay oferta sin demanda… sin embargo, no somos muchos los que podemos permitirnos comprarnos una casa únicamente para disfrutar unos días de vacaciones… alquiler? También está por los aires… y es que cuando no hay… más vale quedarse en la ciudad y ahorrar para otras necesidades. Entonces? Casas en el litoral para los turistas? Entonces las ganancias obtenidas serína suficientes para arreglar esa situación alarmante de contaminación? Una vez más la inteligencia del hombre queda por los suelos… es obvio que un plan de prevención resultaría mucho más efectivo sin embargo, la economía se pone por delante de su uso de la razón.