Aquí y ahora
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WikipediaNo soy de esas personas que lo tienen todo clarísimo desde el principio, me gusta pensar, saber las consecuencias de mis actos, intentar analizar y racionalizarlo todo para tomar una decisión de la mejor forma posible; evidentemente todo ello conlleva algo de tiempo. Para mis amigos soy el pesado que juega al futbolín a la velocidad del ajedrez… exagerados… pero, ¿qué le vamos a hacer? yo he salido así.
De todas formas hay que saber diferenciar, una cosa es pensar y otra es no tener ni la más mínima idea. Una cosa es llegar a la obra, sin bajarse del coche y a una distancia de unos 50 metros, dar un juicio crítico constructivo redondo; y otra muy diferente, es pasar 3 horas en una obra y decir continuamente: “Esto tendré que estudiarlo”.
Aunque no siempre lo consiga a la primera, jugar en este “equipo contrario” de la constructora, y además hacerlo prácticamente de encargado, al menos durante unos días, me obliga a dar respuestas inmediatas, no digo que perfectas, pero sí al menos de forma rápida y, lo más importante, de forma sencilla, directa y en su propio idioma, en “albañilense”. Si no es de esta forma es que simplemente no eres útil y, lo que es peor, estorbas en el trabajo de los demás.
No a esta escala, pero sí con esa misma actitud, un arquitecto director de ejecución debe salir de la obra con muchas más respuestas contestadas de las que ya tenía preparadas cuando entró ese mismo día; o como nos decía un famosísimo profesor de estructuras en clase, el albañil no espera a que te vuelvas a la mesa camilla de tu estudio para resolverle el problema, la solución la quiere “aquí y ahora, aquí y ahora”.
Y para llegar a eso, hay que ir mucho a obra y además ir con conocimiento y sobre todo con criterio.
Al futbolín sigo jugando a la velocidad del ajedrez, en la obra me preparo para jugar al ajedrez a la velocidad del futbolín.
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